Convocamos a los órganos de dirección del PRD y a la militancia para que se organice una consulta pública, a fin de que sean las bases y no las cúpulas partidistas, quienes decidan sobre la política de alianzas que garantice el triunfo electoral de la izquierda en 2018 y la reconstrucción moral, social y política de nuestras instituciones en México.
Los valores y propuestas de la izquierda mexicana son hoy más necesarios y viables que nunca y son incompatibles con la derecha. Transparencia, justicia, políticas con profunda vocación social, respeto de los derechos humanos y políticos de los ciudadanos, reconstrucción de nuestras instituciones y un nuevo pacto con la sociedad mexicana, son hoy las vías que la izquierda debe ofrecer para salir de esta crisis que vive el sistema político y económico de nuestro país.
Los resultados de la pasada elección en varios estados de la república, particularmente en el Estado de México, nos ha dado muestra de lo que pueden lograr las decisiones de una oligarquía nacional e internacional, que se resiste a dejar el poder, por encima de todo y a costa de lo que sea.
Pero también nos deja claro, que en México urge un cambio de modelo ecónomico y político, con una izquierda que gobierne diferente, una izquierda capaz de derrotar al partido en el poder no sólo en las urnas, sino en los resultados de una sociedad que pueda vivir en mejores condiciones sociales.
Respetamos las voces que desde los partidos de izquierda proponen que las alianzas electorales se puedan dar incluso con el PAN o con el PRI, pero no coincidimos con ellos, por considerar que son contrarias a nuestra naturaleza política, a nuestros principios ideológicos y a nuestras normas estatutarias, no obstante reiteramos, que deben ser las bases y no las élites políticas, quienes deben decidir sobre el futuro electoral de nuestro partido y de los partidos de izquierda en México.
Una alianza entre las izquierdas sería la mejor manera de honrar el origen del mismo PRD y recordar que su historia proviene precisamente de un acto visionario, muy similar al que hoy se nos exige: la declinación en 1988 del ingeniero Heberto Castillo hacia la candidatura presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y que dio origen al Frente Democrático Nacional y, posteriormente, al PRD.
Nuestro origen está también ligado a una confluencia de izquierdas, que fue capaza de unir a todos los grupos progresistas del país, frente a una hazaña política que parecía imposible, pero necesaria, derrotar en las urnas a una sistema político deteriorardo y corrupto, que igual que ahora se resistía a morir. Pero la hazaña sólo fue posible, gracias a la UNIDAD de la izquierda nacional, que aunque triunfó electoralmente, tuvo que enfrentar el fraude del sistema, que se negó a reconocer su derrota y entregar el gobierno, hechos similares que repitieron en los años 2006 y 2012.
Por todo ello, para 2018, México necesita de una auténtica alianza de izquierdas que sea una expresión genuina de los militantes del PRD, de las y los mexicanos que padecen las consecuencias de este modelo económico depredador, de los movimientos sociales que están buscando alternativas al neoliberalismo –a las reformas estructurales de Peña– y que han luchado todos estos años, de la inmensa mayoría de ciudadanos que ya se hartaron de la corrupción, el dispendio y la impunidad que nos han dejado estos últimos gobiernos.
Después de la elección en el Estado de México, de la cantidad de anomalías y de conductas fraudulentas de muchos actores políticos y electorales, coludidos con la maquinaria electoral del PRI, conjuntamente con el gobierno de esta entidad y el gobierno federal, México experimenta una regresión en materia electoral; otra vez las elecciones se están volviendo fraudulentas, otra vez sirven a quien las controla, otra vez necesitamos una re-democratización de los órganos electorales; y a pesar de los recursos jurídicos interpuestos para anular esa elección plagada de irregularidades, nada nos garantiza que los tribunales electorales, también controlados por el sistema, nos concedan la razón.
Esta lección nos deja claro, que “solos”, ningún partido político de izquierda, podrá detener la manipulación política, el autoritarismo del sistema y la fabricación del fraude que ya se trabaja desde los pinos rumbo al 2018, necesitamos de la UNIDAD de todas las izquierdas en México, para garantizar una participación mayoritaria de las estructuras sociales y políticas democráticas del país, que no pueda ser contenida por los representantes de la oligarquía en México. Pero ello, exige una condición indispensable: “el diálogo, la razón política, la reconciliación y en el entendimiento de todos los partidos de izquierda”.
Por lo anterior, convocamos a que sean los mismos militantes del PRD y de todos los partidos de izquierda, los que decidan si es posible esta alianza entre las fuerzas progresistas del país, que también sería la oportunidad de construir un Programa Alternativo de Nación, pensado para la gente y no para los intereses de los grupos de poder. Como ya lo dijo muy acertadamente la maestra Ifigenia Martínez: si se logra la suma de las izquierdas en 2018, “nuestro triunfo será indiscutible”.