Omar Carreón Abud
¿Puede haber alguna manipulación de la conducta de los seres humanos que no produzca terror? No la hay. La manipulación de las masas a través de los modernos dispositivos de la comunicación, existe, no es ninguna fantasía y, para tener una idea de su capacidad de control de las decisiones y de la conducta de los seres humanos, basta poner atención a las reiteradas declaraciones de los más encumbrados políticos de Estados Unidos, incluido el propio Presidente Barack Obama, quienes han insistido sobrada y profusamente en que a través de esos mecanismos Rusia decidió las pasadas elecciones de Estados Unidos, véase, incluso, cómo insisten en que RT difundía noticias favorables a Donald Trump mientras que resaltaba los aspectos negativos de la señora Hilary Clinton. No puedo, ni afirmar ni negar que Rusia haya decidido las elecciones en Estados Unidos, no cuento con ninguna información confiable al respecto, pero estoy absolutamente seguro de que los políticos norteamericanos saben de qué hablan cuando disertan sobre la manipulación de masas.
Tomemos pues muy en cuenta sus propias palabras para entender qué es lo que pasa en el mundo y en el México de hoy. ¿No hacen lo mismo los norteamericanos para imponer su voluntad? ¿No lo hacen para empujar a los seres humanos de todo el mundo a pensar y a actuar como a ellos les conviene? La mercancía tiene que venderse, tiene que intercambiarse por dinero y no es sino hasta que llega al mercado cuando se entera, digamos, de si su producción ha respondido o no a una necesidad social, por esa razón fundamental, tiene que garantizarse que la necesidad exista y, si no existiera, natural y espontáneamente, se tiene que crear artificialmente. Este fenómeno no es un elemento más del funcionamiento del capital, no es aleatorio o temporal, es su forma esencial de existir y reproducirse, de aquí que la publicidad como mantenedora, creadora y desarrolladora de necesidades, haya alcanzado una generalización y una sofisticación inmensas: en todos los medios de comunicación, en la calle, en la casa, con jóvenes, mujeres, niños, colores, sonidos, texturas, olores y hasta con lo indecible e increíble, trafica para hacer reaccionar a los hombres ante su majestad la mercancía para que sea retirada de los almacenes… aunque no la necesiten.
Tomando como base lo que se sabe para vender mercancías, ha hecho inocultable, peligrosa, destructiva irrupción en la vida del pueblo de México, el mangoneo masivo a través de las llamadas “redes sociales”, en cuyo mismo nombre ya llevan la trampa pues quieren hacer creer que son “sociales” y no privadas (lo de “redes” podríamos aceptarlo porque la palabra hace alusión al cautiverio). Como resultado de su actividad embaucadora de día y de noche, la gente sale a la calle a manifestarse o a delinquir, en una palabra, a ejecutar, como autómata o zombie lo que se le ordena. ¿Puede alguien en sus cabales pensar que los efectos devastadores de las instrucciones por las redes “sociales” se explican por un mensaje enviado en su telefonito a sus contactos por un estudiante entre clase y clase o por un profesionista a la hora de su comida o, más aún, por un trabajador que viaja en una rutera o por un campesino desde su casa en un pueblo apartado? ¿Cabe creer que quienes salen a robar una pantalla plana o un triciclo para sus hijos el Día de Reyes, tienen una poderosa computadora y los conocimientos necesarios para ser líderes de una campaña de difusión en redes? ¿Tienen en sus manos, ya no sólo los dispositivos tecnológicos, sino el dinero para pagar altas tarifas y mantenerse permanentemente conectados a la red mundial? ¿Disponen acaso del ocio necesario para tener y mantener grupos de contactos numerosos y ser capaces de sacar a multitudes a las calles? ¿Tienen conocimientos suficientes acerca de la técnica para redactar mensajes cortos e impactantes? O, en última instancia, ¿sería el imperialismo tan torpe para que, dándose cuenta de que sus mecanismos están siendo utilizados para perjudicar y, en su caso, acabar con sus más caros intereses, contemplar pasivamente cómo se le erosiona el poder y no tomarse la molestia de bajar el switch o, como sabemos hacer en México, siquiera tirar el sistema? No me hagan reír porque tengo los labios partidos.
Las “redes sociales” han cancelado las razones, los argumentos, las pruebas, el discurso explicativo, convincente y, hasta al propio lenguaje casi lo han expulsado de su seno y lo han sustituido por símbolos limitados retrotrayendo a la civilización a la época de la escritura primitiva, han echado por la borda toda forma de comunicación racional, emiten instrucciones, órdenes tajantes, son la dictadura. Los eslóganes indiscutibles se lanzan desde el anonimato, desde emisores sin rostro y sin cuerpo, seres aparentemente inmateriales de cuyas intenciones e integridad nadie da razón alguna. Todas las críticas, los escritos, las películas sobrecogedoras con las que se combatió al socialismo como generador de autómatas, se han convertido en ingenuas y divertidas historias para niños al lado de las conquistas manipuladoras del capital.
No obstante, aunque parezca increíble, las redes “sociales” tienen sus encendidos partidarios en las “izquierdas” que las acreditan como promotoras de la liberación de los oprimidos. Alguien por ahí, muy ligado al perredo-morenismo cuyo nombre no importa y a quien sólo cito porque es representativo de otros muchos, escribió lo siguiente en un periódico: “Otro aspecto inédito o a destacar de estas manifestaciones, es que la mayoría se han iniciado a partir del Facebook y el Watshapp (sic); desde esas herramientas de comunicación la gente acuerda, se informa, comparte puntos de vista, se da cuenta de las dificultades de lograr acuerdos y finalmente sale a las calles para regresar de nuevo a estos espacios virtuales. Se crean páginas, grupos y eventos, se inventan memes: se activa una sociedad que parece no detener su fuerza ni su deseo de transformar la realidad que vive. Hay analistas que hablan de que, a partir de esta situación, podría estarse creando un gran movimiento nacional y ciudadano”. Suficientemente claro y elocuente ¿no? Y grotesco.
Pero zafémonos de las redes de la manipulación que nos avientan los adoradores de las “redes sociales” que las afaman porque les sirven y vamos a la cruda realidad. No engañemos al pueblo pobre de México. La verdad consiste en que la mayor producción de tweets en el mundo, la que mangonea y puede mover a las masas para tirar gobiernos y colocar otros más cómodos y, que de hecho las ha movido en Ucrania y en Egipto, entre otros países con revoluciones de colores o de estaciones del año, no son más que robots cibernéticos que arrojan centenares de miles de mensajes. Veamos algunos ejemplos ilustrativos: la página electrónica OrientalReview del 21 de septiembre de 2015, publicó una información bajo el título de “¿Quién está lanzando el cebo en twitter para que lleguen refugiados a Alemania?” en la que se señalaba que, según Vladimir Shalak, de la Academia Rusa de Ciencias, quien ha desarrollado un Sistema para el Análisis del Contenido de Twitter (Scal4Twi), un estudio de los 19 mil tweets relacionados con los llamados a los refugiados árabes en Turquía principalmente (sin contar los retweets), señala que la gran mayoría de ellos mencionaba a Alemania y Austria como los países que mejor recibían a los emigrados en Europa y demuestra, asimismo, que esos mensajes tuvieron su origen fuera del continente europeo. Aclaro al lector que esta campaña de movilización de emigrados para desestabilizar a Alemania formó parte de la guerra del imperialismo norteamericano contra Angela Merkel, la Canciller, cuya conducta hacia las sanciones impuestas por Estados Unidos a Rusia, no era del agrado de los imperialistas norteamericanos.
Así de que el 93% de los tweets contenían frases halagadoras de la hospitalidad alemana y de su política hacia los refugiados: “¡Alemania, sí! Izquierdistas pintan un graffiti en un tren diciendo: “Bienvenidos los refugiados” en árabe; “Respeto! Aficionados al futbol en los estadios de Alemania, diciendo: los refugiados son bienvenidos”. Y así por el estilo los mensajes. Pero ¿Y de dónde se dispararon los tweets? Asómbrese usted: del reino Unido, 19.2%; de Estados Unidos, 17%; de Alemania, el 6.4%; de Australia, el 5.0%; de la India, el 3.0% y hasta de Nepal salió el 2.2% de los tweets. Como se ve, el 93.6% de los mensajes fueron emitidos desde fuera de Alemania, es decir, si las redes fueran “sociales”, armadas con mensajes espontáneos de ciudadanos que, como dijo nuestro cuate de más arriba, “la gente acuerda, se informa, comparte puntos de vista, se da cuenta de las dificultades de lograr acuerdos… se activa una sociedad que parece no detener su fuerza ni su deseo de transformar la realidad que vive”, estaríamos ante el hecho portentoso de que gentes tan lejanas como los australianos o los nepalenses tienen un vasto conocimiento de especialistas sobre la realidad alemana y arden en deseos de ayudar a los alemanes a que se fortalezcan con la llegada de los refugiados. Mueve a risa.
Hay más. Simultáneamente, el hashtag “#ArrestMerkel” (Encarcelen a Merkel) y el “Merkel has to go” (Merkel tiene que irse), aparecieron en las redes e inmediatamente tuvieron una inmensa difusión. El estudio posterior arrojó que el #ArrestMerkel fue originalmente transmitido por dos grandes cuentas de Twitter: @Trainspotter001 y @AmyMek y recogido y reproducido inmediatamente por un gran número de poderosas cuentas. Desde marzo del 2015, hasta enero del 2016, la cuenta @Trainspotter001 había realizado 88 tweets por día lo que es muchísimo para un operador humano ya que, comparativamente, por ejemplo, el equipo completo de Tweeter de la empresa mundial de la comunicación CNN, sólo lleva a cabo, alrededor de 23 tweets diarios. Estos emisores, pues, no son más que robots cibernéticos. Y hay otros retwiteadores gigantescos: @Genophilia, con 87 tweets diarios y que está transmitiendo desde 2012 con base en algún lugar de la costa oeste de Estados Unidos; @jjauthor, con base en el estado norteamericano de Nevada y que desde 2010 arroja 300 mensajes diarios y, @LadyAodh, un “perfil rubio”, creado en Estados Unidos que desde marzo del 2015 combate el supuesto “genocidio blanco”. Todos están entrelazados y cubren, por tanto, audiencias multimillonarias. En este sentido, las 1,500 cuentas que denunció la policía contra la ciberdelincuencia de la Ciudad de México, abiertas apenas el 1 de enero y que llamaban al vandalismo principalmente contra la tienda Wallmart, no son ni siquiera un pequeño virus sentado en la punta del iceberg.
Mientras transcurría el vandalismo, los saqueos y la violencia, mientras estaba en marcha el operativo de desestabilización del país, tuvieron lugar dos fenómenos íntimamente relacionados. Por una parte, la señora Norma Rocío Nahle García, antes militante del PRD, ahora coordinadora de los diputados del partido Movimiento de la Regeneración Nacional (Morena), con ese modito taimado, hipócrita, de quienes no son capaces de afirmar, demostrar y defender abierta y decididamente sus convicciones, acusó a los militantes del Movimiento Antorchista Nacional de participar en los hechos vandálicos, dijo así: “organizaciones como Antorcha Campesina deben explicar esos hechos”. ¿Y por qué nosotros? ¿Y por qué no Morena cuyos activistas han hecho acto de presencia en varios puntos del país tomando el pulso de la masa que se reúne a protestar para ver si está en vena de tomar acciones más violentas y escandalosas y, si no detectan buen ánimo, simplemente se retraen? ¿Por qué no ellos que, comprobadamente, sí se dedican a las asonadas como lo demuestra el hecho de que por poco linchan a pacíficos pobladores de Coatlinchán, en el municipio de Texcoco, simplemente porque realizaban una pacífica asamblea para tomar acuerdos sobre sus problemas?
Por otra parte y en íntima relación con lo anterior, Andrés Manuel López Obrador, candidato del partido Morena a la presidencia de la república, otorgaba una entrevista a los periodistas de TV El Financiero sentado en la silla roja, en la cual exponía pausada y sensatamente su proyecto de transformación del país, el mensaje subliminal no era otro que presentarlo como si se encontrara por encima de la revuelta nacional, como que no era de los personajes impugnados y que, por tanto, era el indicado para calmar los ánimos y regresar al país al camino de la paz y el progreso. Me llamó poderosamente la atención al respecto la opinión de Pablo Hiriart, un periodista regularmente bien informado, publicada en El Financiero el pasado jueves 5 de enero, quien dijo: “El pillaje desatado y la ingobernabilidad en calles de distintos lugares del país tienen un beneficiario para 2018: López Obrador. Con el pretexto del alza a la gasolina se han soltado en distintos puntos del país acciones de vandalismo que son previamente publicitadas en redes sociales. Eso no es espontáneo ni tiene que ver con el gasolinazo, sino que está relacionado con la carrera por la sucesión presidencial. Que el país se descomponga lo máximo posible para que ellos sean los salvadores exclusivos”.
Concluyo: Se aprovecha la gran inconformidad, el repudio social que ha generado el aumento de la gasolina, el gas y la electricidad que traen consigo más pobreza de la que ya existía, para que entren en acción las redes sociales y se promueva el pillaje, la anarquía, el caos; la teoría del caos existe y se pone en práctica como una modernísima táctica de aumentar el sometimiento de los pueblos por la vía de dejarlos sin Estado, sin orden ni paz, mientras que, a río revuelto, el imperialismo realiza sus negocios y aumenta su control. En este caso, concuerdo en que la meta consiste en ir colocando a un candidato, de construir una imagen -¡tantas imágenes se construyen!- para ganar la presidencia de la república en el 2018; así como lo señala Pablo Hiriart. ¿Y la embestida contra el Movimiento Antorchista? Es el inicio de una sucia campaña para golpear y desprestigiar a la única organización que, hoy por hoy, tiene una amplia influencia, tiene arraigo y credibilidad en la clase trabajadora de México y, sobre todo, que no ha conquistado ese aprecio como consecuencia de ninguna campaña de prensa ni de redes, sino como resultado de 43 años de trabajo abnegado, honrado y extraordinariamente eficaz al lado de los más pobres de México; se pretende, pues, hacer a un lado a un estorbo para alcanzar intereses particulares. Y es también una amenaza de echar mano de nuevas campañas de prensa tildándonos de indignos y peligrosos si intentamos protestar por el gasolinazo logrando que Morena se quede con la exclusiva en la defensa del pueblo, aunque sea fingida. Cuidado, pues, con los lobos con piel de oveja.
Termino. Amable lector: como es obvio, queda usted en la más absoluta libertad de estar o no de acuerdo con esta opinión que difundiré por los medios que se pueda y su alcance seguramente será limitado. Sólo le solicito modestamente que me conceda el beneficio de aceptar que no se trata de un tweeter ordenándole nada y que el texto no está arrojado desde el anonimato, por el contrario, intento exponer razones y le doy mi nombre. Por lo demás, me atengo a la sabiduría popular que dice, esa sí, sin equivocarse: el tiempo lo descubre todo. Vale.