Morelia, Michoacán, a 7 de julio de 2017.- “Campanas y voces”, fue el nombre del concierto ofrecido en el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS) por Llorenç Barber, de España y Montserrat Palacios Prado, de México, el cual fue resultado del módulo teórico practico denominado “Arte público sonoro” del Diplomado en Creación Sonora con Nuevas Tecnologías, en el que 12 se contó con la colaboración de los alumnos provenientes de países como Colombia, Argentina, México, Cuba y Costa Rica, mostraron lo aprendido.
Llorenç Barber indicó que dicha actividad fue una improvisación creativa, por lo que no hubo sillas ya que el arte público “es arte de intemperie, con base en la tesis de trabajo de que un músico se presenta armado solamente con las ganas, ilusión y pocas herramientas sonoras”.
El artista español agregó que han entrenado en la calle y el concierto realizado en el CMMAS, se hizo en un salón que podría ser también un trozo de ciudad o una plaza, donde se encuentran con el espectador armados únicamente con la ilusión de transformar el espacio público.
El concierto íntimo, de cámara, de degustación inmediata y furtiva, logró atraer la atención de personas de distintas edades. Barber opinó que el CMMAS es un recinto especializado en música y tecnología y que espacios como éste son imprescindibles como factor de unión para ofrecerlo a la sociedad, al tiempo que se mostró satisfecho porque haya un módulo donde un no tecnólogo como él, quien se definió como un compositor con campanas, entienda que el cuerpo, la piel, la voz y las ganas son útiles para estar con la comunidad, transformándola a través del sonido, lo que le pareció un adelanto.
Agregó que cuando se supera la extrema atención a la tecnología, es cuando se es útil a una comunidad como Morelia.
Al hablar de su trayectoria se refirió al concepto plurifocal, término por él inventado el cual ejemplificó como cuando uno va al bosque y no sabe dónde saltará la liebre, lo que implica estar atento a los diferentes estímulos provenientes del entorno.
Al rememorar parte de su historia, Barber expresó que cuando adolescente asistía a un curso de verano, escuchaba las músicas más utópicas y extravagantes de la gente más preparada del mundo.
Recordó también que en la época de los 70 en Alemania se acababa de inventar la música electrónica y la concreta, que se transmite a través de cintas y altavoces. Fue a partir de esa idea, de que por medio de la electricidad ya era técnicamente posible distribuir el sonido de un cuarteto, o de una o dos orquestas y ponerlas antagónicamente o moverlas en el espacio. Que la música podría venir de todos los lados de manera envolvente, como ocurre con los sonidos de la ciudad.
En entrevista con los medios, Barber agregó que los músicos aceptan y se adaptan a una realidad contundente y contumaz que no espera, de ahí que se tengan que atender cosas de fuera que no tienen cabida en un auditorio y dijo que es un mito que la música sea solo violín y director dando brazadas, lo cual calificó como una idea errónea y sostuvo que más allá de la orquesta, el músico tiene otros tipo de compromisos relativos al arte público como: complemento, salida y desplazamiento que nos hace más ricos a todos, por lo que para llevarlo a cabo hay que convencer y hablar con autoridades.
Por su parte, los estudios musicales de la mexicana Montserrat Palacios Prado, se diversifican en tres campos distintos: el canto, la antropología sonora y la musicoterapia humanista. Tiene una amplia formación en canto lírico (Escuela Superior de Música de Bellas Artes, México), y en experimentación vocal. Trabajó como soprano en el Coro Nacional de México, y actualmente incursiona en las técnicas de extended voice y de improvisación vocal. Es doctoranda en Etnomusicología por la Universidad de Valladolid y miembro de la Society for Ethnomusicology. Es autora de los libros: “De lo dicho el silencio o la certeza y el desliz.
La canción cardenche, (ENM)”; “Una ojeada a la boca del son (Hallo, Ecuador)”; “Cuando suena una campana suena un mundo (Eudeba, Buenos Aires)”; “Campanas Quisqueyanas (AECID)”; es coautora de: “La mosca tras la oreja. De la música experimental al Arte sonoro (SGAE, Madrid)”. Creadora y directora del Centro de Investigación, Formación, Creación y Experimentación Sonora “El cant del cantó”.