Aida Espinosa
El día llegó. El reencuentro entre los que partieron y los que se quedan en el plano terrenal, fue una fecha ansiada por el pueblo Purépecha.
Es 1 de noviembre y el olor a flor de muerto, copal, la luz de las velas y la emoción en las familias de la región lacustre, fue la antesala a tan esperado momento.
Las comunidades de la región desde días antes se prepararon para recibir a sus difuntos con el adorno de los arcos florales, las tumbas, preparar las ofrendas, reunir a la familia, pues es una fecha que sólo una vez al año ocurre.
Llego la noche y con ella la obscuridad en las calles. Sólo las velas encendidas en las ofrendas brillaron para que los difuntos no se pierdan en el camino.
Tzintzuntzan es fiesta. Terminó la bendición de los arcos y los pobladores del municipio se alistaron para partir al encuentro. Llevaron bebidas, comida y música. Familias enteras enciendieron las calles principales rumbo al cementerio y ese olor característico ya es perceptible en el aire. Llegó la hora de volver a estar juntos.
Santa fe de la Laguna es contraste, pues mientras la plaza principal es abarrotada por turistas y visitantes ansiosos de conocer el sitio real en el que se desarrolla la historia de Coco, los pobladores de la comunidad estuvieron en casa, esperando.
En este sitio, los padrinos, un título de honor y que es hereditario, han entregado a las familias de su ahijado una ofrenda especial en forma de cruz y adornada con flor de cempasúchil y la comida preferida del difunto.
Arócutin es misticismo. En esta pequeña comunidad de Erongarícuaro, las familias llegan al atrio de la iglesia del pueblo desde temprana hora para limpiar y adornar el cementerio.
Al caer la noche, el pequeño panteón fuen iluminado por las velas en espera de que las ánimas retornen y puedan convivir por una noche con sus familias en la tierra.
La magia, el misticismo, el olor a copal y las flores de cempasúchil, engalanaron la noche de muertos en Michoacán. Ésta es una tradición que se volvió cultura. Aquí no hay disfraces. Todo es luz y sombras, las ánimas llegaron e hicieron comunión con nosotros, los vivos.